Dios nos ha hablado muchas veces y de muchas maneras (Cf. Hb 1, 1)

Han pasado ya casi dos meses desde que tuvimos que afrontar en nuestras comunidades la nueva situación provocada por el COVID-19, suspendiendo el culto público y otras actividades pastorales. En este tiempo hemos podido experimentar de muchas formas cómo Dios no nos ha abandonado, sino que ha permanecido a nuestro lado hablándonos de muchos modos y de muy distintas maneras. Ante esta situación, hemos tenido que abandonar el cómodo criterio del siempre se ha hecho así (Cf. EG 33) para recorrer el camino de la creatividad pastoral que nos ha descubierto hasta qué punto es fundamental la comunidad para vivir nuestra fe. Queremos daros las gracias por la acogida y el buen modo de vivir este tiempo juntos, como comunidad eclesial que camina en Tres Cantos.

Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos (Cf. Sal 133)

Ahora que nos disponemos a reanudar el culto público, nace del corazón la alegría por volver a encontrarnos y reunirnos en comunidad. La Iglesia es un don que Dios nos hace para celebrar nuestra fe, crecer en esperanza y vivir la caridad. Por eso no podemos dejar de dar gracias y experimenta con gozo y alegría este encuentro. Al mismo tiempo, este tiempo ha sido propicio para caer en la cuenta de que desde cada rincón de nuestras casas es posible estar en presencia de Dios, guardar un momento de oración, y dejar que Él siga haciendo su obra en nosotros.

He escuchado el dolor de mi pueblo (Cf. Ex 3, 7)

Sin embargo, aún cuando la alegría es patente y manifiesta, no podemos olvidar los sufrimientos que este tiempo ha manifestado o provocado: son muchas las familias heridas por el paso de la enfermedad o la muerte; son muchas las personas que se han angustiado ante la pérdida, temporal o definitiva, del trabajo y de los ingresos que tenían; otros han tenido que afrontar las relaciones familiares de un modo distinto… Los cristianos no podemos pasar de largo, sino que somos enviados por Dios, que escucha el clamor de su pueblo, para ofrecer el consuelo, la esperanza, la solidaridad y la ayuda necesaria para consolar al triste, fortalecer al abatido o alentar al que está cansado. ¡Recemos por todas estas situaciones y tendamos nuestras manos a quien nos necesite!

Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve (1Jn 4, 20)

¿Y cómo debemos afrontar esta nueva situación? Prudencia y responsabilidad. Son dos palabras que debemos recordarnos mutuamente. La pandemia no ha sido superada todavía. Por ello, os invitamos a vivir en medio de nuestro mundo dando testimonio de que modificar las costumbres, evitar los riesgos y extremar la protección y la higiene es una cuestión de caridad. Nuestras imprudencias pueden aumentar el dolor a muchas personas. Nuestra responsabilidad puede paliar y acortar la difícil situación que vivimos. Por eso, no queremos dejar pasar esta oportunidad para incidir en algunas cuestiones prácticas que creemos que nos pueden ayudar a vivir mejor este tiempo, crecer en el cuidado mutuo y dando testimonio de responsabilidad social:

  • Aunque se reanude el culto público a partir del próximo 18 de mayo, recordamos que sigue la dispensa del precepto dominical
  • Por eso invitamos a toda la población de riesgo a que siga uniéndose por medio de las Eucaristías que están siendo retransmitidas por radio, televisión o internet, evitando acudir a donde haya acumulación de personas.
  • Si alguien tiene algún síntoma, por pequeño que sea, de fiebre, tos, malestar… es más prudente quedarse en casa antes que poner en riesgo la vida de otros.
  • El aforo de los templos se ve reducido para cumplir con las normas de distancia social, por ello:
  • Las parroquias aumentaremos el número de celebraciones de la Eucaristía.
  • Es importante acudir con tiempo de antelación para poder atender con calma a todo el proceso de acceso al templo
  • Os pedimos que sigamos con docilidad en todo momento las indicaciones de los voluntarios
  • Si al llegar alguien os comunica que el aforo está completo, os pedimos que seáis comprensivos y regreséis a otra Eucaristía
  • Es obligatorio el uso de mascarilla
  • Al llegar, es necesario usar hidro-gel alcohólico para desinfectarse las manos
  • En el interior, debemos respetar los lugares señalizados para mantener la distancia mínima de 1,5 metros entre los asistentes
  • La colecta se realizará a la salida de misa, siguiendo las indicaciones de los voluntarios
  • Recomendamos, por responsabilidad y caridad, que todos comulguemos en la mano. Si alguien tiene la necesidad de hacerlo en la boca, le rogamos que se espere al final de la fila que se acerca a comulgar.
  • La salida del templo deberá hacerse de manera ordenada, siguiendo de nuevo las indicaciones de los voluntarios.
  • Las familias también deberán cumplir con las normas de distanciamiento dentro del templo, por lo que rogamos que, quienes tienen niños pequeños, se planifiquen para poder cumplir con la normativa vigente de distancia social.
  • Los templos se limpiarán entre cada celebración.
  • Ante la dificultad que supone higienizar los baños públicos, durante este tiempo estarán clausurados.
  • Para la recepción de otros sacramentos como bautizos y bodas o la celebración de funerales, rogamos que os pongáis en contacto con vuestros sacerdotes en el despacho parroquial para concretar mejor el modo y la posibilidad de su celebración

Confiamos en que todos comprendamos la importancia de seguir estas indicaciones y que juntos podamos discernir qué es lo que Dios nos pide a los cristianos en este tiempo.

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